A pesar de que se le llama renuncia silenciosa, la idea del quiet quitting está haciendo mucho ruido en redes sociales y medios en todo el mundo. Para algunos, es la evolución de la Gran Renuncia de 2021. Otros lo ven como un efecto colateral de la pandemia de Covid-19; mientras que algunos más piensan que es una pataleta generacional de los trabajadores más jóvenes. ¿De qué se trata el quiet quitting, cuáles son sus causas y qué dicen sus promotores y críticos?

¿Qué es el quiet quitting?

Esta historia comienza en Tik Tok. Allí, el ingeniero y músico Zaid Khan, conocido en esta red social como ‘zaidleppelin’, publicó un video corto en el que cuenta: “Hace poco aprendí sobre la renuncia silenciosa, en la que no renuncias directamente, sino que renuncias a la idea de ir mucho más allá en tu trabajo. Sigues haciendo tus deberes, pero ya no te suscribes a la mentalidad de la cultura del ajetreo (hustle culture) de que el trabajo debe ser tu vida”.

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Revive aquí el video de TikTok de Zaid

Entonces, más que una invitación a renunciar a un trabajo, el quiet quitting es una nueva filosofía para aproximarse a tu labor bajo una idea sombrilla: el trabajo no es tu vida.

Sigues yendo a tu oficina y trabajas de 9 a 5 todos los días. Cumples con tus deberes, haces lo que debes hacer, pero no mucho más. A las 5 estás saliendo de la oficina, no te ofreces como voluntario para proyectos y no contestas correos por fuera de tu horario.

¿Esto significa trabajar menos y ser un peor empleado? No necesariamente. Sobre todo, la renuncia silenciosa tiene que ver con priorizar la propia salud y realización, antes que trabajar hasta quemarse.

Otros usuarios de Tik Tok han compartido historias similares a la de Khan, en las que cuentan que han estado “renunciando silenciosamente” a sus trabajos durante meses. Para su sorpresa, han sido tan competitivos y han logrado los mismos resultados que antes, cuando no solo hacían sus deberes contractuales.

Pero entonces, si no es una renuncia como la conocemos, ¿por qué lo llaman de esta manera?

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Orígenes del quiet quitting: hustle culture y tang ping

Para entender a qué se opone el quiet quitting, debemos entender el hustle culture o la cultura del ajetreo. Este concepto sugiere una adoración al trabajo y a la idea de que, mientras más te esfuerces, mayor será la recompensa en tu carrera. Esto significa que debes trabajar más tiempo y tener a cargo más proyectos de los que deberías.

En Latinoamérica le dicen “correr la milla extra” o dar el 101%; en Estados Unidos le llaman above and beyond”, ir más arriba y más alto siempre; y en China no le tienen nombre, pues es un sistema de trabajo: el 996.

Este número hace referencia a personas que trabajan de 9 de la mañana a nueve de la noche durante 6 días a la semana, con la esperanza de que este esfuerzo los llevará al éxito profesional y laboral. Y si esto suena como algo bastante nocivo, es porque lo es.

En 2021, un joven de 22 años que trabajaba bajo este modelo para un gigante comercial en China, murió durante su turno laboral. Esta situación prendió las alarmas internacionales sobre la cultura de la explotación laboral voluntaria y sobre cuál es la responsabilidad de las grandes corporaciones al fomentar este sistema de trabajo.

A raíz de esto, ha comenzado a instalarse entre los jóvenes el principio de tang ping’, que se traduce como ‘acostarse boca arriba’. Así como el quiet quitting, el tang ping es una filosofía en contra del “ajetreo” y la cultura del sobretrabajo.

En este caso, los jóvenes chinos tienen trabajos durante períodos menores a un año y, el resto del tiempo lo dedican a tang ping. La idea fue tan acogida por los jóvenes entre 20 y 30 años, que tang ping fue una de las 10 palabras más usadas en Internet en 2021.

Todo este ruido, sin embargo, no ha caído muy bien entre políticos ni empresarios. Por ejemplo, el presidente chino Xi Jingping se manifestó públicamente en contra de la cultura de ‘involucionar’ y ‘acostarse’. En Estados Unidos, el empresario y comentarista Kevin O'Leary ha sido uno de los principales críticos del quiet quitting, argumentando que es lo más tonto que ha escuchado y un paso sin retorno para las carreras de los jóvenes.

¿Es el quiet quitting responsabilidad de empleados o de empleadores?

Según una encuesta de septiembre 2022 de Gallup sobre este fenómeno, al menos el 50% de los trabajadores estadounidenses dicen trabajar en renuncia silenciosa. También se describe que hay un altísimo nivel de insatisfacción laboral en menores de 35 años.

Entre las posibles causas de esto, la encuesta resalta que se redujo en 10% el número de jóvenes que se sienten motivados, que alguien se preocupa por ellos y que tienen oportunidades para aprender y crecer. La situación es peor en trabajos híbridos, en los que casi 4 de cada 10 trabajadores saben claramente qué se espera de ellos en su trabajo.

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Para expertas como Jaya Dass, directora de gerencia para Singapur y Malasia de la transnacional de recursos humanos Randstad, el quiet quitting es un impacto residual del Covid-19 y la Gran Renuncia de 2021. “Lo que solía ser un reto pasivo-agresivo para balancear la vida y el trabajo, se está convirtiendo ahora en una petición muy directa. Ahora es una demanda”, explicó.

Esto ha hecho que muchas de las críticas contra el quiet quitting sean una forma de edadismo, al juzgar como perezosa y poco comprometida a las generaciones Z y X. Tampoco son pocos los comentarios que amenazan el final de una carrera laboral para quienes se atrevan a renunciar silenciosamente.

Sin embargo, los datos muestran que la responsabilidad sobre los ‘renunciadores silenciosos’ podría recaer en los cargos gerenciales.

Un estudio publicado en agosto de 2022 en la revista Harvard Business Review evaluó a 3.000 trabajadores en dos aspectos:

  • Su disposición a reconocer que “el ambiente laboral es un lugar donde la gente quiere dar una milla extra”.
  • La habilidad de su gerente para “equilibrar tener resultados y preocuparse por las necesidades de otros”.

Lo que encontraron es que, mientras más alta es la calificación a los gerentes de su habilidad de balance entre resultados y bienestar, sus trabajadores estaban tres veces menos motivados a ser ‘quiet quitters’.

Para confirmar esto, Gallup afirma que “es claro que la renuncia silenciosa es un síntoma de una gerencia pobre”. Por eso, sugieren como una primera medida para combatir este fenómeno, acudir a estos cargos, pues solo uno de tres gerentes se sienten comprometidos en su trabajo.

“Los gerentes deben aprender a tener conversaciones para ayudar a los empleados a reducir la falta de compromiso y el burn-out”, se afirma en la encuesta, pues solo estas posiciones conocen a los trabajadores como individuos, sus ideas, fortalezas y metas en la vida.

Esta idea la apoya, también, Adam Grant, profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Pensilvania: “Si quieres que den la milla extra, comienza con trabajo significativo, respeto y pago justo”.