Por Sandra Pérez González

Es posible que durante el confinamiento te hayas sentido sin un equipo laboral o que quizá tu trabajo era poco reconocido y perdía relevancia. Esto resulta normal, ya que los seres humanos somos sociales por naturaleza. Para Aristóteles, eso significa que tenemos la necesidad natural de convivir con otros humanos por cuestiones de supervivencia y para mantener medidas de seguridad dentro de un grupo.

Dentro de esta forma de organización surgen otras necesidades de tipo psicológicas como la de ser reconocido, ser aceptado y por autorrealización, explica Maslow en A Theory of Human Motivation, con lo cual se consolida la forma de vida en grupo o sociedad como el medio para poder satisfacer las necesidades básicas.

De la organización social a las tribus empresariales

La organización actual de la sociedad tiene un sistema económico que permite satisfacer nuestras necesidades básicas a través de entidades económicas –o empresas– que usan capital y trabajo para proveer de sustento material a la población. Traducido en términos del autor y empresario Seth Godin, las empresas son una especie de tribus modernas.

El funcionamiento de las tribus empresariales actuales es muy complejo, ya que se crean redes de cooperación masiva, en las que miles y millones de completos desconocidos trabajan juntos hacia objetivos comunes, señala Yuval Harari, autor de Sapiens.

Esta cooperación no surge de forma natural, ya que existen políticas internas que definen y asignan las tareas que debe realizar cada individuo para conseguir los objetivos de la organización. Pero en esta dinámica antinatural de las tribus empresariales se pierde salud organizativa, porque en su interior se trabaja en equipos aislados y existe desconfianza, explica el autor John Belizaire.

De esta forma es como se pierde el potencial del trabajo en tribu, ya que cuando una organización de este tipo se consolida de forma natural, sus miembros están conectados con una visión común que es más grande que ellos mismos.

Dentro de esta visión, a pesar de que cada persona tiene una mentalidad diferente, cada miembro es capaz de identificar su propio "inventario de personalidad", que no es más que un autoanálisis de habilidades y de como éstas se van a utilizar para cumplir una función dentro de su tribu.

Gracias a esta conciencia colectiva, la tribu se beneficia de contar con distintas perspectivas y visiones que aportan elementos diversos y valiosos para conseguir el éxito general.

El "inventario de personalidad”, de Patrick Lencioni, autor de The Advantage, es un buen ejercicio para reconocer las habilidades sociales existentes, pero es importante ir más lejos para conseguir los mejores resultados de una organización. Esto se da a través del desarrollo de todas las habilidades sociales en adultos, donde no basta con explotar nuestras fortalezas, también hay que desarrollar nuestros puntos débiles.

Generalmente, las habilidades sociales se desarrollan con la práctica, es decir, a través de una socialización constante donde se practique la gestión y reconocimiento de las emociones propias, así como las de las de otras personas y a manejar ambas de forma eficaz para construir relaciones positivas, escribió Eric Ravenscraft en The New York Times.

Así, gestionar emociones para potenciar habilidades es una tarea que puede llevar bastante tiempo, incluso hay gente que no logra perfeccionarlas y mucho menos dominarlas. El secreto para poder desarrollarlas plenamente consiste en trabajar de forma individual antes de llegar a situaciones sociales concretas. Para esto, se debe de trabajar la inteligencia emocional (IE) personal.

Moods
De acuerdo con el autor Daniel Goleman y Paul Bloom, hay seis categorías generales de Inteligencia Emocional que se complementan y apoyan mutuamente en pro de mejorar las habilidades sociales | Photo by Hello I'm Nik / Unsplash

El éxito se consigue desde un nivel intrapersonal

La inteligencia emocional (IE) es la capacidad para reconocer las emociones propias, las emociones de los demás y utilizar esa información para guiar tu comportamiento. La importancia de la inteligencia emocional para comprender y mejorar las interacciones sociales está creciendo tanto, que ya cuenta con una área de estudio relativamente nueva en el campo de la psicología.

De acuerdo con el autor Daniel Goleman y Paul Bloom, hay seis categorías generales de IE que se complementan y apoyan mutuamente en pro de mejorar las habilidades sociales:

  1. Autoconciencia. Significa ser capaz de identificar tus propias emociones. Para dar este paso es muy importante la honestidad personal y tratar de ser consciente de ti mismo.
  2. Autorregulación. Consiste en identificar tus emociones y cómo se desarrollan. De este modo será posible gestionarlas en momentos complicados para mejorar cualquier situación que se deba enfrentar.
  3. Motivación. En el modelo de Goleman, la motivación interna es un componente clave, incluso más importante que la motivación externa. Esto significa que debes de gestionar tu propia motivación para crear o continuar proyectos porque así lo decides, no porque algo externo lo impulse o exija.
  4. Empatía. Al respecto, Adam Smith hace una definición informal del concepto, ya que dice que todos tenemos la capacidad de pensar en otra persona, "ponernos en su situación y convertirnos en cierta medida en ella, y de ahí formarnos una idea de sus sensaciones, e incluso sentir algo que –aunque más débil en grado– no es del todo diferente a ellas".

Esta definición cobra sentido con las últimas investigaciones psicológicas y neurológicas que demuestran que es posible sentir el yo y al otro, apunta Paul Bloom en su libro Against Empathy: The Case for Rational Compassion, donde además hace una diferenciación fundamental de tipos de empatía, con el objetivo de tomar las mejores decisiones en una organización:

  • Empatía cognitiva. Está relacionada con nuestra capacidad de entender lo que pasa por la mente de los demás pero sin sentirlo. Los psicólogos lo describen como cognición social, inteligencia social, lectura de la mente, teoría de la mente o mentalización.

    Ésta permite ser moralmente neutral en la toma de decisiones, ya que tiene en cuenta los efectos de nuestras acciones en grupos de personas y es sensible a los datos estadísticos, así como a los costes y beneficios estimados.
  • Empatía emocional. Adam Smith la define como aquella en la que se trata de sentir lo que sienten los demás. Es mejor conocida como “Simpatía”. Bloom la considera moralmente corrosiva, ya que es susceptible a favorecer situaciones o personas con las que te sientes más identificado, a pesar de que no sean las más adecuadas o se haga a costa del bienestar de la mayoría.
  1. Compasión. Consiste en preocuparse por lo que sienten los demás y atender sus problemáticas.
  2. Socialización. Se trata de la capacidad para dirigir tus relaciones con otros y enfrentar de forma exitosa las situaciones sociales que se te presentan. Significa entender tu entorno y trabajar bajo las condiciones de ese contexto, para saber cómo llegar a donde quieres estar con otras personas, evitando manipularlas.

Ve a la acción y potencia tu inteligencia emocional

Una vez que ya se ha trabajado la inteligencia emocional de forma individual es momento de pasar a la acción y llevar lo aprendido al campo a través de una socialización constante. Algunos tips que te pueden ayudar a enfrentar situaciones algo incómodas y que al mismo tiempo te permitirán aprender a gestionar tus habilidades sociales frente al estrés son:

  • Confrontar constructivamente a alguien. Enfrentarse a alguien cuando tienes un problema puede dar miedo. El primer paso es racionalizar el problema sin evadir tus propias emociones, identificando las causas del conflicto y soluciones con acuerdos para mantener la paz.
  • Habla y hazte oír en un grupo. El ruido de una reunión siempre es un obstáculo. Para estos casos, la recomendación es controlar la forma de hablar –hacer una pausa a mitad de la frase en lugar de hacerla al final o terminarla aunque alguien intente interrumpir–. En caso de que alguien llegue a sobrepasarse, es importante mantener la calma; déjate llevar por la corriente de la conversación y busca nuevas oportunidades para intervenir.
  • Hacer (y mantener) nuevos amigos como adulto. Hay que empezar con una motivación interna. Después ponte en situaciones en las que eso pueda ocurrir, como algún evento de tu interés o algo que sea afín a ti: una clase, únete a un club o simplemente habla con gente que conoces pero de la que aún no eres amigo.
  • Entabla una conversación con alguien nuevo.  A la gente le gusta hablar de sí misma, prestar atención a lo que están haciendo en ese momento y simplemente ofrece una observación o una idea, sigue con una pregunta y deja que la conversación fluya de forma natural.

Como puedes observar, trabajar en la gestión de las emociones propias y de los demás, así como el manejo eficiente y constructivo de ambas en un contexto social como lo es una tribu empresarial, no es algo trivial.

Esto contiene beneficios que regularmente son ignorados por las gerencias, pero que pueden resolver las problemáticas más comunes de estas organizaciones, por ejemplo, la falta de reconocimiento y satisfacción de sus miembros, la desconfianza, la escasa empatía cognitiva, el nulo aprovechamiento de las capacidades fuera de la caja y la falta de un objetivo más grande que todos compartan.

Recuerda que no basta con ofrecer el mejor producto o servicio, lo que realmente te llevará a conseguir tus objetivos y tener éxito es tu equipo y para ello requieres desarrollar habilidades sociales.