En marzo de 2022 en el mundo laboral se hablaba sobre cómo sobreponerse a la llamada “gran renuncia”, en la que miles de trabajadores renunciaron a sus puestos. Un año después la situación es casi opuesta: ahora son las grandes empresas de tecnología las que han despedido a cientos de miles de sus trabajadores, provocando una incertidumbre en la economía mundial que podría desencadenar una recesión.
La ola de despidos masivos se remonta a mediados de 2022. Ese año y de acuerdo con el portal web que sigue la pista a los despidos masivos en esta industria, Layoffs.fyi, por lo menos 160.000 personas fueron despedidas. En 2023 las cosas no pintan mejor y la tendencia continúa con más de 120.000 despidos de gigantes tecnológicos, como mostró Google en enero, cuando despidió a 12.000 de sus trabajadores,
A todo esto se suman los rumores sobre una recesión económica en varios países del mundo, con los expertos debatiendo si estos despidos son el resultado o la causa de una recesión venidera. Curiosamente, además, el desempleo en Estados Unidos está en uno de sus puntos más bajos históricamente.
En medio del enrarecido ambiente económico, la realidad está mostrando que estos despidos podrían ser una oportunidad, aunque suena como una frase cliché. Por eso, a continuación te mostramos dos caras de los despidos masivos en las grandes empresas de tecnología: cómo las empresas deben reorganizarse para seguir siendo competitivas y una posible ola de nuevas startups que surgen del talento humano que las empresas dejaron ir.
Luego de la tempestad
La otra cara de los despidos masivos está dentro de las empresas, con el personal que no se fue y las crisis laborales que estas decisiones pueden desatar, como un aumento en la carga laboral o la sensación de inestabilidad.
Además, y aunque parezca contradictorio, una ola de despidos puede fomentar renuncias subsecuentes de los trabajadores. Ante este escenario, muchos CEOs no han podido encarar la nueva situación de sus empresas, lo cual solo profundizará la crisis.
Por eso, para calmar las aguas luego de la tormenta, el coach empresarial Joel Garfinkle, quien ha trabajado con líderes de Microsoft y Deloitte, sugiere tres estrategias:
- Escucha sus preocupaciones y considera sus contribuciones. Tras una ola de despidos, el ánimo de los trabajadores que no se fueron puede estar por el piso. Por eso es importante que los gerentes estén disponibles a escuchar. De lo contrario, los trabajadores pueden sentirse poco valorados, como un bien más de la empresa. “Pregúntales cómo van. Escucha lo que sienten. Sé empático. Los resultados no pueden hacer olvidar que los trabajadores son humanos”.
- Redistribuir la carga laboral entre todos los trabajadores (incluídos la gerencia y los altos cargos) y tener claro cuáles proyectos deberán ponerse en espera, pues con menos trabajadores, esto será casi imposible de evitar. “Cuando le pides a las personas hacer un esfuerzo increíble, es importante que establezcas una línea de tiempo. Las personas pueden soportar enormes cantidades de estrés si saben que hay un límite de tiempo”, explica.
- Comunicar abiertamente la situación financiera de la empresa y las perspectivas a futuro. Para Garfinkle, entre más abierta sea la comunicación sobre la situación de la empresa, mayor será la sensación de estabilidad laboral y apreciación que sentirán los empleados. “Muéstrales por qué los despidos harán más productiva y lucrativa a tu compañía”. Además, sugiere no decir que todo estará bien, pues puede sonar falso.
Algunas voces recomiendan también permitir mayor flexibilidad laboral y fomentar un ambiente de crecimiento personal en las compañías. Otras, como la del líder en recursos humanos Bryan Powell, aconsejan que estas medidas pueden ser la oportunidad de mejorar procesos internos o de ampliar las políticas de inclusión laboral de las empresas.
De las cenizas: ¿auge de startups a la vista?
De acuerdo con un reportaje de la revista Wired, la ola de despidos masivos de las big tech ha tenido un efecto inesperado. En lugar de esperar a encontrar un nuevo trabajo en otro de estos gigantes, muchos exempleados han aprovechado su repentina libertad para comenzar nuevas startups, convertirse en sus propios jefes y apostar por proyectos personales que les apasionan.
“Casi sentí esta extraña sensación de alivio. Ya no tengo las esposas doradas y puedo hacer lo que quiera ahora”, afirmó Jen Zhu, quien fue despedida de la empresa Carbon Health a mediados de 2022. Zhu abrazó esta mala noticia como una oportunidad para crear Maida AI, una startup que aprovecha la inteligencia artificial y el conocimiento de médicos expertos para encontrar maneras de disminuir el burnout clínico, entre otras cosas.
En 2022, la aceleradora de startups Y Combinator tuvo un aumento del 20% en las postulaciones para su servicio y recibió 38.000 en total. Solo en enero de 2023, las postulaciones han aumentado cinco veces.
Una de las razones para este fenómeno puede estar relacionada al temor por una recesión económica mundial, como posiblemente lo está experimentando el Reino Unido. En este escenario, las empresas pequeñas son más atractivas para los inversionistas, que ahora están haciendo inversiones más cuidadosas y estratégicas, según la profesora titular de la Harvard Business School, Julia Austin. “Una de las mayores cosas que estoy viendo es que ahora no puedes conseguir capital simplemente mostrando unas diapositivas”.
Esto no significa que el mercado de las startups sea un terreno fértil. De hecho, con este aparente auge de nuevas startups, más competidores se suman a la búsqueda de capital, justo cuando los inversionistas están siendo más precavidos, como evidencia la caída del 35% en inversiones de capital semilla a nuevas startups.
Algunos, como el economista de Linkedin Kory Kantenga, dudan incluso de que exista un tal auge de nuevos emprendimientos. “Es cierto que algunos decidirán tomar esta ruta, pero es difícil imaginar un total auge de startups en un ambiente de alto interés”.
Aun si el auge no existe, hay razones para ser optimistas en tiempos de crisis. Como el columnista de tecnología Steven Levy explica, la historia ha mostrado que estas grandes coyunturas y pérdidas de empleo han sido el combustible de nuevos desarrollos y startups que despegaron precisamente en tiempos de crisis, como ocurrió con Google, Airbnb e, incluso, Whatsapp.