En el ojo de la tormenta de la revolución educativa y laboral que estamos viviendo, se encuentra un tema central: la construcción de habilidades frente al cambio acelerado.

Cada día nos enfrenta a una nueva innovación a la que escuelas, universidades y empresas deben adaptarse; solamente estar pendiente de qué hay en la frontera de lo posible ya es una tarea en sí misma, ni hablemos del aprendizaje de las habilidades requeridas para aprovechar la innovación.

Mucho se habló en medio de esta revolución sobre el upskilling, que, en resumen,es la búsqueda constante de la empresa por profundizar las herramientas que el mercado demanda de sus empleados. Se volvió una palabra omnipresente en blogs de recursos humanos, plataformas educativas y manuales de mejora empresarial, pero es prudente aclarar que el upskilling en general se ha ocupado de las hard skills, y no de las habilidades esenciales (core skills).

¿Por qué pasa esto? Hay sin duda un componente de tradición que siempre valoró lo técnico por sobre lo humano, pero también, es simplemente más fácil lidiar con las hard skills. Son más cuantificables, más comparables, más entrenables y es más fácil certificar su progreso. Por eso hay más opciones de encontrar un curso que enseñe a programar en Python que uno que te enseñe a comunicarte con tu equipo de trabajo.

Pero…

(y es un gran pero)

…las habilidades técnicas tienden a caducar con el tiempo. Y su entrenamiento es una carrera que siempre se corre desde atrás.

Las habilidades esenciales son un punto de continuo debate hoy en día, y es normal que esto suceda cuando estamos en pleno cambio de perspectiva sobre el tema. El autor Walter Vandervelde argumenta esta lista práctica:

Creatividad.

Pensamiento Crítico.

Self management.

Inteligencia social.

Manejo de la atención.

Todas tienen un componente de intangibilidad que causó por años que fueran consideradas como innatas y por ende, no entrenables, quizás enmarcadas en “el líder nace, no se hace” y otros clichés.

Esto ya está cambiando: podemos ver infinidad de libros sobre ellas en el top de la lista de bestsellers. Sin embargo, el bias aún existe con estas habilidades: la mayoría de escuelas, carreras universitarias y másters tienen un marcado perfil técnico, y tratan las habilidades humanas como un complemento. Cada vez más parece ser, sin embargo, que las hard skills son un complemento de las core skills.

Veámoslo de esta manera: si la suma de nuestras habilidades fueran una caja de herramientas, podemos decir que el concepto tradicional de upskilling se trata de afilar y modernizar un reducido grupo de ellas para resolver un determinado set de problemas con alto nivel de expertise, mientras que el approach moderno busca agrandar la caja y así aumentar nuestra versatilidad para que siempre haya espacio para sumar más herramientas y poder resolver mayor cantidad de situaciones.

Las personas con un experto skillset humano siempre absorberán los requerimientos técnicos del proyecto con facilidad, pero no puede decirse que esto funcione al revés.

Un autor lo ve desde una perspectiva particular: en su libro Range, David Epstein da gran importancia al tipo de entorno de aprendizaje en el que nos encontramos: él los divide entre amables y malvados.

Un entorno amable es uno con reglas bien definidas y un ambiente controlado en el que, practicando constantemente, obtendremos mejoras aseguradas. Ejemplo: ajedrez, o contabilidad.

Un entorno malvado es uno complejo con reglas poco claras y feedback difícil de interpretar. Ejemplo: la bolsa de valores. En cada movimiento de valor, inciden variables económicas, políticas, geográficas y sociales incuantificables.

Los entornos empresariales y del mundo startup son, en distintos grados, malvados. La imprevisibilidad está al orden del día, y en un mundo globalizado, el efecto mariposa de cualquier evento en un rincón del mundo puede dar lugar a un caos de variables sin precedentes.

En estos entornos la clave es la transferencia de conocimiento: la capacidad de aplicar nuestra inteligencia a nuevas situaciones y dominios, y de utilizar nuestros procesos mentales en entornos de creciente complejidad, que tienen una enorme incidencia del factor humano. Podemos también mirarlo desde la perspectiva de la automatización: esta progresará infinitamente en los escenarios de variables controladas donde las computadoras florecen, pero en los entornos caóticos, los humanos siguen siendo los protagonistas.

Por eso, cuando hablamos de habilidades infinitas, hablamos de aquellas que no solo permanecen en el tiempo, sino que son troncales en la generación de otras sub-skills necesarias para un proyecto determinado en un momento determinado. Luego los tiempos cambiarán y con ello vendrán problemas que ni siquiera sabíamos que existían.

Quienes verán esos cambios como oportunidades serán quienes tengan el skillset infinito.