El manejo de presión es salud mental

Como se dice en el mundo deportivo: “Pressure is a privilege”.

Si tienes situaciones de presión laboral, probablemente estés haciendo algo relevante cuyo resultado no te da igual.

Por eso, la habilidad para manejarla no solo es esencial para la salud mental. Quienes lidian mejor con la presión, mantienen bajos sus niveles de estrés aún cerca del límite. Entonces, no solo puede ser un factor clave que distingue a aquellos que triunfan en situaciones desafiantes, sino que te ayudará a preservar tu estado mental.

Bienvenida presión. Te enfrentaremos con resiliencia.

La resiliencia no es simplemente tolerar presión, dice Ann Masten, especialista en psicología del comportamiento, es la capacidad de adaptarnos a problemas y sobrellevarlos con éxito.

La resiliencia no depende solo de ti. Depende de la fortaleza de tu entorno y tu capacidad de crear vínculos que fortalezcan tu red de contención.

Analicemos los modos en que una convivencia saludable con la presión es beneficiosa para tu persona:


Neurobiología de la presión:

Investigaciones en neurobiología han revelado que el cerebro experimenta cambios significativos en situaciones de estrés. Un estudio liderado por McEwen (2014) destaca la importancia de la neuroplasticidad, sugiriendo que ciertos niveles de estrés pueden ser beneficiosos para el cerebro al promover la adaptabilidad. Aquellos que aprenden a utilizar este fenómeno a su favor pueden sobresalir cuando la presión aumenta.


Rendimiento óptimo bajo presión:

En el campo del rendimiento deportivo, la psicología ha desempeñado un papel fundamental en entender cómo algunos atletas logran su mejor actuación en momentos cruciales. La teoría del "óptimo rendimiento" de Hanin (2007) sugiere que, al aprender a controlar las emociones y mantener la concentración, es posible destacar en situaciones de alta presión. Estas habilidades no solo son aplicables en el ámbito deportivo, sino que pueden trasladarse a cualquier situación desafiante.

Las personas que manejan bien la presión, sienten emociones diferentes al momento de enfrentarla: en vez de miedo y estrés, sienten adrenalina y una sensación de desafío, porque saben que es su momento para brillar.

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Presión y más presión.

La presión como estímulo creativo:

La relación entre la presión y la creatividad ha sido objeto de investigación en el ámbito de la psicología cognitiva. indica que ciertos niveles de presión pueden aumentar la creatividad al activar diferentes regiones del cerebro.

Un muy interesante artículo escrito para HBR escrito por by Teresa M. Amabile, Constance Noonan Hadley, and Steven J. Kramer distingue de manera divertida cuatro tipos de personas en relación a cómo enfrentan la presión:

Las personas "en una cinta de correr" a menudo se sienten tiradas en múltiples direcciones, como si estuvieran corriendo más rápido pero retrocediendo. Una de las razones es que su organización no ha proporcionado suficiente tiempo protegido para la creatividad.

Cuando una persona está "en piloto automático", realiza su trabajo sin comprometerse, a menudo con poco estímulo y tal vez languideciendo en numerosas reuniones.

Una persona "en una expedición", con menos presión, puede explorar ideas en lugar de simplemente resolver problemas. La baja presión temporal no siempre produce mayor creatividad por sí sola. El estímulo de otros para explorar también puede ayudar a activar la creatividad. Los autores informaron que más ideas surgieron de colaboraciones uno a uno, ya sean planificadas o fortuitas, que de reuniones grupales. Las grandes reuniones de grupo pueden causar fragmentación.

Aquellos "en una misión" están completamente enfocados, se sienten comprometidos con su trabajo y generalmente colaboran uno a uno, lo que les permite ser creativos. La sensación de urgencia y la capacidad de enfocarse están relacionadas porque si las personas creen que su trabajo es importante, pueden ignorar las distracciones. Los gerentes que comparten esta urgencia pueden liberar a las personas de tareas menos importantes.

Aquellos capaces de canalizar la presión de manera positiva pueden encontrar soluciones innovadoras y destacar en entornos altamente demandantes.


Estrategias para manejar la presión:

Aprender a manejar la presión implica desarrollar habilidades específicas. La práctica de la atención plena, la gestión emocional y la planificación estratégica son ejemplos de enfoques respaldados por la investigación.

La combinación de estas estrategias puede proporcionar un marco sólido para afrontar situaciones de alta presión de manera efectiva.


En conclusión, la presión no solo es inevitable en la vida cotidiana, sino que también puede convertirse en un factor diferenciador si se aborda con las herramientas adecuadas. La resiliencia, la comprensión de la neurobiología del estrés, el rendimiento óptimo, y la capacidad de aprovechar la presión como estímulo creativo son aspectos clave. 

Quienes cultivan estas habilidades no solo sobresalen en momentos cruciales, sino que también experimentan un crecimiento personal significativo. La presión, cuando se maneja con maestría, se convierte en una aliada en el camino hacia el éxito.