¿Te uniste al club de las 5 am y estás con jetlag sin haber viajado?

¿Te envalentonaste con cambios de dieta drásticos que te frustraron a los 2 días?

¿Quisiste implementar una rutina de trabajo “probada” que no pudiste seguir ni una semana?

Siempre nos gustó comprar soluciones mágicas. Nuestra idealización del cambio drástico e inmediato en nuestras vidas sólo está a la altura de nuestra increíble reticencia a cambiar, lo que muchas veces, nos mantiene exactamente en el mismo punto, tironeados por estas fuerzas contrarias.

Lonely road sign in the Valley of Fire, Nevada.
Photo by Fabien Bazanegue / Unsplash

Miramos a nuestro alrededor y hay una infinidad de bibliografía y videografía que nos evalentona a dar vuelta nuestras vidas de un golpe. La realidad es que necesitan venderse de esta manera para captar nuestra atención, porque quien sabe cambiar, no necesita soluciones mágicas.

¿Acaso alguna vez viste un libro titulado “Cambia tu rutina laboral en una década"?

¿O un video de Youtube llamado “Prueba esta dieta por 2 años. Luego me dices”?.

El cambio incremental, sostenible, no es sexy para nuestro intelecto. Pero quizás para muchos, sea la única alternativa viable.

Nuestra mente, en general mal programada para pensar a largo plazo, necesita sus “quick wins”. Muchas veces, son difíciles de reconocer: pero buenas noticias: es toda una cuestión de perspectiva. Si estamos buscando empezar una rutina de gimnasio para desarrollar masa muscular, esta no se verá realmente hasta después de meses de trabajo constante. No vamos a ver un quick win ahí por meses.

Si buscamos una rutina de contacto de potenciales leads es lo mismo; difícilmente consigamos clientes ideales en los primeros días, semanas e inclusive meses de mails, si es que siquiera nos responden. No hay quick wins ahí tampoco.

Salvo que veas como quick win el hecho que te estás presentando al gimnasio, o que presionaste send en cada uno de esos mails, hackeando tu propio cerebro en entender que ese rush de dopamina que tanto necesita para sostener una actividad en el tiempo, puede provenir de acciones concretas y no solo de resultados.

Craig Ballantyne, en su crítica al famoso Club De Las 5 AM de Robin Sharma, no está en desacuerdo con que las mañanas pueden ser los momentos del día con menos distracciones y por ende deben ser aprovechadas. Sin embargo, discurre con el extremismo de convertirse en un discípulo de las 5 am. Su argumento principal es que, en vez de destruir tus ritmos circadianos y convertirte en un zombie jetlaggeado que vive en contramano de los horarios de la sociedad, puedes proponerte recortar progresivamente minutos a la hora de despertarte.

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¿Comienzas a las 8? Prueba consolidar despertarte a las 7:50. Una vez que sea rutina, prueba 7:40. Y así hasta que le ganes una hora al día en la que puedes ser increíblemente productivo.

Como dice el psicoanalista Jordan Peterson, los cambios incrementales son como el interés compuesto: si cambias un 1% cada vez, en 3 años serás una persona radicalmente diferente. El cambio está en la constancia, en perseverar en cambiar en días buenos y resistir en el hábito nuevo en los malos.

Esto aplica a organizaciones también, como cita James Clear: los ciclistas británicos, en 100 años de competencia olímpica, nunca habían ganado nada, hasta que un nuevo liderazgo se enfocó en una teoría de “mejoras marginales agregadas”. Optimizaron los asientos marginalmente para hacerlos más aerodinámicos. Mejoraron sus rutinas de higiene para enfermarse menos. Eligieron los colchones y almohadas que daban mejor descanso Probaron cientos de tipos de masajes hasta encontrar el más efectivo. Cada día, mejoraban poco, pero mejoraban.

Y cuando se agrega todo, vinieron los resultados: de 2007 a 2017, lo ganaron todo. Juegos Olímpicos, Paralímpicos y Tours de France, en una de las décadas de ciclismo más ganadoras de la historia del deporte, tras 100 años de nada. ¿Coinicidencia? Imposible.

Si miras tus rutinas con microscopio, podrás ver que las primeras cosas a corregir son bastante obvias a simple vista. Para arrancar, puedes elegir la más burda y fácil de todas las cosas a cambiar, y conquistarla cada día del año. Aprovecha ese boost de confianza para cambiar lo siguiente. No te frustres si tropiezas: cambiar incrementalmente sigue siendo cambiar y por ende es difícil. Pero progresar se vuelve más tangible, especialmente si lo documentas: de este modo quedará registrado que mejoraste, y podrás ver un historial de perfeccionamiente que dentro de años te parecerá increíble.

Puede inclusive demostrarse de modo matemático:

Mucha gente ha hecho cambios radicales de un día para el otro. Quizás era la única manera que existía para ellos. Pero son un porcentaje bajo. Las personas tenemos un complejo manejo de la frustración, que inclusive a veces nos puede dejar un par de escalones detrás de donde estábamos. Recuerda que si quieres tener éxito, un buen primer paso es no estar teniéndote a ti mismo una trampa de fracasos.