Si LinkedIn fuera una persona, muchos le dirían que no parece que tuviera 20 años, sino que se ve mucho menor. Si bien la compañía fue fundada en 2003, aún hace 10 años seguía pareciendo un secreto a voces, en comparación con redes sociales como Facebook o Twitter. De hecho, todavía hoy las personas batallan para poder decir el nombre de LinkedIn correctamente. Y esto revela una verdad: LinkedIn está en boca de millones de personas, pues se convirtió en la red social que hizo irrelevantes los curriculum vitae.

“Estamos increíblemente orgullosos de cómo LinkedIn ha revolucionado la forma en la que los profesionales se conectan con otras personas, ayudándolos a conseguir oportunidades para su carrera. Al mismo tiempo, hemos ayudado a que las empresas tengan éxito al conectarlos con talento excepcional. El equipo está muy emocionado por los próximos 20 años”, dijo Matt Tindale, director gerente de LinkedIn en Australia y Nueva Zelanda.

LinkedIn también es resultado de la fiebre por las redes sociales y las nuevas tecnologías que invadió a los emprendedores de Silicon Valley a principios de los 2000,  junto con otros gigantes como Facebook, Youtube y Twitter.

Sin embargo, a diferencia de estas plataformas, LinkedIn no ha sufrido por la llegada de nuevos competidores, como TikTok y, de hecho, parece estar en su mejor momento, aún cuando hace pocos días anunció que despediría a 700 de sus trabajadores.

Pero ¿cómo una red social que perdió el 40% de su valor en 2016 ha conseguido, siete años más tarde, tener más de 930 millones de usuarios activos? Además, sus ingresos este mismo año alcanzaron los 14 mil millones, un aumento del 34% con respecto a 2021.

Un comienzo atropellado

Seis años después de su lanzamiento, en pleno 2009, la plataforma seguía anclada a una infraestructura tecnológica obsoleta, que le obligaba a interrumpir su servicio cada vez que se necesitaba una actualización. Y se necesitaba una cada semana.

En parte, esto se debe a que LinkedIn nunca fue pensada para ser usada por millones de personas, sino como un pequeño centro de encuentro virtual para personas involucradas en Silicon Valley y en el mundo tecnológico, así como sucedió con Facebook y la comunidad académica de Harvard.

Igor Perisic era Director de Datos de LinkedIn en ese momento y recuerda las limitaciones de tecnología como un caos que ponía en riesgo, incluso, conseguir los recursos para mantener su funcionamiento.

Perisic recuerda especialmente, por ejemplo, que la funcionalidad de una de las herramientas de pago de LinkedIn dependía de la información almacenada en la laptop de una trabajadora. Esto lo supo, cuenta, cuando quiso mostrar las ventajas de esta herramienta en medio de una demostración con un cliente potencial.

A pesar de las caídas constantes, en 2011 la plataforma alcanzó dos nuevos logros: entrar a cotizar a la bolsa de valores y alcanzar los 100 millones de usuarios. Por eso, una de las misiones de David Henke cuando llegó a la empresa como jefe de ingeniería de LinkedIn en ese momento era mantener el sitio en línea todo el tiempo.

Si bien la estabilidad buscada se consiguió, los equipos de trabajo en la plataforma se volvieron tímidos y poco arriesgados por temor a provocar un fallo en la página que la hiciera estar offline. Entonces, cualquier cambio se convirtió en una cadena interminable de peticiones y solicitudes. Para evitar esta avalancha constante de burocracia, el entonces ingeniero de software Mohak Shroff ideó el proyecto InVersion: construir nueva infraestructura tecnológica desde cero que les permitiera hacer pruebas sin necesidad de apagar la plataforma.

Este proceso comenzó en 2012 y, durante los siguientes años, LinkedIn se dedicó a afinar la personalización de los perfiles de sus usuarios y permitir reproducir multimedia en su feed, similar a lo que pasaba en Facebook. Dos años después, y con el auge de los teléfonos inteligentes, LinkedIn volcó todos sus esfuerzos en una nueva aplicación para usuarios y otra para empresas y reclutadores.

Sin embargo, todo este músculo tecnológico no evitó que ese mismo año la plataforma sufriera una filtración masiva de datos de sus usuarios o que en 2016, en su peor día en la bolsa, su valor se desplomase en 40%.

Entonces, ese mismo año aparece Microsoft y compra a LinkedIn por más de 26 mil millones de dólares y con el enfoque de entrometerse lo menos posible en el manejo de la plataforma.

“Ciertamente creo que el valor de las dos compañías, combinado, es más grande que el de las dos por separado”, dijo Bill Gates tras la compra del portal.

Imagen de LinkedIn.

HAL 9000 (copiloto para tu vida)

Con la compra de Microsoft, LinkedIn vio el futuro y lo ha estado buscando.En 2017 superó la barrera de los 500 millones de usuarios y durante los siguientes años se dedicó a crear nuevos productos como foros, videos y hasta el Instituto B2B, un think tank que reflexiona sobre nuevos acercamientos a este modelo de negocios.

Además, como la mayoría de las llamadas big tech, la pandemia también benefició a LinkedIn, con su actividad aumentando en 43% y sus usuarios en 30%. Sin embargo, como en la clásica película de ciencia ficción ‘2001: Odisea del Espacio’, LinkedIn ha estado sembrando su futuro con inteligencia artificial y ahora quiere comenzar la cosecha.

Contrario a otras redes sociales, LinkedIn ha tenido incorporada casi desde su inicio la importancia del machine learning en su modelo de negocio, como demuestra la pionera función de “personas que quizá conozcas”, que lanzó el sitio en 2007.

Después de todo, un mal funcionamiento de los algoritmos que conectan a los profesionales con las empresas podría viciar todo el sistema y volverlo injusto, haciendo inútil el principal atractivo de la plataforma.

Ya Xu, jefe de información e inteligencia artificial de LinkedIn, explica que desde 2018 el objetivo de su equipo ha sido priorizar la igualdad entre quienes buscan trabajo. Esto implica que las condiciones demográficas no afectarán los perfiles que la plataforma conecta.

Xu y su equipo también han sido los encargados de afinar los algoritmos de la plataforma para que la información relevante para vincular a una persona y una empresa no sean, únicamente, sus trabajos anteriores y su formación académica, sino que el motor de búsqueda pueda relacionar también habilidades como dominios de idiomas o manejo de presupuestos.

De esta manera, los empleadores no solo están encontrando profesionales en su área, sino personas con habilidades relacionadas a las que están buscando. “Es una gran victoria para nosotros que los clientes están cambiando la forma como contratan”, sostiene Xu.

Por ahora, el uso de IA que hace la plataforma se limita a ayudar a las empresas a escribir descripciones laborales, mejorar su perfil o escribir mensajes. Sin embargo, Erran Berger, vicepresidente de ingeniería de producto en LinkedIn, espera que en los próximos meses la plataforma utilice más herramientas basadas en la tecnología GPT-4, pues este software pertenece a Microsoft, que hace poco lo incluyó como un “copiloto” para las búsquedas hechas en su buscador: Bing.
Para Berger, el objetivo de esta integración de IA a LinkedIn es que, algún día, los usuarios puedan conversar con un programa conversacional que sea capaz de relacionarlos con oportunidades laborales que se ajusten a lo conversado. Aunque esto, explica, requerirá una tabula rasa, comenzar desde cero, como ya hicieron hace años. Siempre un paso adelante, LinkedIn ya reunió a los ingenieros encargados de hacer realidad el futuro.