Siempre se ha dicho que el conocimiento es poder, pero ¿qué tal si la ignorancia fuera tan útil como la educación para tomar una decisión, utilizar un servicio o, incluso, votar? Aunque suene descabellado, las personas pasamos nuestras vidas utilizando cosas que realmente no sabemos cómo funcionan. Por ejemplo, ignoramos por qué un horno microondas calienta la comida, pero eso no impide que cualquiera pueda usarlo correctamente. 

A esta manera de relacionarse con las decisiones se le conoce como “ignorancia racional” y supone que confiemos en cierta información dada, sin gastar tiempo en entender absolutamente un fenómeno para tomar una decisión. En las democracias, de hecho, muchas personas votan sin conocer completamente las propuestas de todos los candidatos, por ejemplo.

La diferencia entre conocer y pensar

De acuerdo con el historiador y filósofo Herbert Butterfield, estudioso de los orígenes de la ciencia moderna, los grandes descubrimientos científicos no se han conseguido por acumular más evidencia, sino “teniendo el mismo paquete de información que antes, pero poniéndola en un nuevo sistema de relaciones entre ellas al darle un marco”.

Esa habilidad para reordenar las piezas de un rompecabezas tiene un nombre: pensar, según el inversor de capital, autor y consultor Richard Koch. Para Koch, aunque ahora mismo estemos en la época de la información y cualquier dato se consiga en solo un par de clics, no ocurre lo mismo con el pensamiento. “Pensar es un suministro escaso hoy en día. Este hecho le da una gran ventaja a aquellas personas que realmente están dispuestas a pensar”, afirma.

A esto Koch lo ve como una forma de dejar de ser prisioneros de paradigmas y formas de pensar dominantes. Tal vez, como la idea de que el solamente el conocimiento es poder. ¿Qué tal si la mejor decisión que puedes tomar es no saber o ser racionalmente ignorante?

¿Qué es la ignorancia racional?

Aunque ha sido una teoría psicológica utilizada usualmente para explicar fenómenos de economía o política, la ignorancia racional es una forma en la que los humanos tomamos decisiones

Más precisamente y de acuerdo con el consultor y guía de líderes Yonason Goldson, la ignorancia racional es:

La decisión de permanecer desinformado porque los costos de informarse al respecto superan los beneficios. 

“El tiempo es un recurso posiblemente más valioso que el dinero. Por eso, cuando te enfrentas a una decisión médica, debes decidir si pasar horas investigando en línea los posibles tratamientos o simplemente confiar en la experiencia de tu médico. Un acercamiento no es necesariamente mejor que el otro. Se trata de establecer prioridades y ubicar recursos”, explica.

Para Goldson, este principio de decisión lo utilizamos también al momento de comprar un carro, de investigar un empleo o de invertir nuestro dinero. La ignorancia racional procura que nuestro tiempo invertido en aprender sobre un asunto valga la pena.

Sin embargo, la ignorancia racional tiene límites. Para Goldson, hay que estar siempre atento a las emociones al momento de tomar una decisión, pues se puede confundir una ignorancia racional con ignorancia deliberada

“Cuando entran las emociones, sin embargo, esas elecciones comienzan a verse menos como invertir y más como apostar”, afirma.

No todo se puede ignorar

Según Goldson, algunos de los negocios más grandes de los últimos tiempos se tomaron ignorando deliberadamente situaciones que iban a provocar un choque, como la fusión entre las empresas automotoras Daimler y Chrysler, que es un caso de estudio sobre cómo las brechas culturales pueden poner en peligro a una organización

Goldson explica que esto ocurre porque existe cierta inercia cultural que fomenta tomar decisiones de forma emocional y no racional, como ejemplifica la famosa frase de Emily Dickinson: “El corazón quiere lo que quiere”.

Esto no quiere decir que se deben invalidar los sentimientos, sino que las emociones son demasiado poco confiables si no están filtradas por la razón pues, como dijo el reconocido político y sociólogo estadounidense Daniel Patrick Moynihan: “Tienes derecho a tener tu propia opinión, pero no tus propios hechos”.

¿Cómo ignorar podría ser bueno para los negocios?

La ignorancia, ingenuidad e inexperiencia tienen un valor extraordinario en los negocios, si estamos preparados para pensar”, sostiene Richard Koch. Para el inversor, son los outsiders de una industria quienes tienen más posibilidades de acomodar las situaciones de una forma nueva y que produzca valor, como demostró Ingvar Kamprad, un vendedor de pedidos por correo a quien se le ocurrió la idea de vender muebles desarmados y fáciles de transportar; lo que años después se convertiría en IKEA

De hecho, la ignorancia podría ser beneficiosa durante las primeras etapas de cualquier empresa, según explica el CEO de Cue Ball Capital, Anthony Tjan. Similar al sentimiento de desesperación, la ignorancia puede ser un estimulante de la creatividad y la innovación.

“La sabiduría y la experiencia ayudan a crecer y mantener a una organización, pero generar ideas novedosas requiere una cierta cantidad de ingenuidad. En el contexto del emprendimiento y de generación de ideas, la ignorancia equivale a tener la mente abierta. Una mente vacía también es una mente abierta, está vacía de prejuicios, vacía de experiencias pasadas y vacía de crítica experta”, argumenta.

Además, la ignorancia fortalece también la convicción, de acuerdo con Tjan: “Tener convicción es obviamente más fácil cuando no conoces las mil formas en las que una idea podría salir mal. No te trasnochas por algo que desconoces”, afirma.