¿Has escuchado la idea de que por fijarte en un árbol, te estás perdiendo del bosque? Ahora, piensa por un segundo en la revolución tecnológica que ha significado la Inteligencia Artificial, que ha tomado al mundo desprevenido y apenas estamos comenzando a entender todas sus implicaciones para nuestras vidas. Aún así, ¿nos creerías si te decimos que la IA podría ser el árbol que no nos deja fijarnos en el bosque que es la tercera versión de internet, llamada web3? Esta tecnología cambiará completamente la manera cómo funciona y usamos internet. De hecho, la web3 es un cambio de todo internet.

Aunque suene como una exageración, con la llegada de la web3 todo lo que nos parece cercano y normal cuando navegamos la red hoy en día -redes sociales, videos, compras, videojuegos, música y publicidad- será distinto, pues toda la filosofía y la tecnología detrás de internet cambiará en función de dos grandes principios:

  • Una internet organizada por tokens, transacciones y procesos con blockchain.
  • Una internet en la que los usuarios, y no grandes corporaciones, serán quienes tomen las decisiones sobre el éxito de su contenido.

Esto implica que la red será un espacio mucho más libre y equitativo para todos sus usuarios. De esta manera, por ejemplo, las ganancias por el comercio digital no serán acaparadas por gigantes tecnológicos, sino que los mismos usuarios recompensarán a sus contenidos y creadores predilectos.


Si bien este cambio no se dará súbitamente, la mayoría de investigadores y expertos consideran que la web3 no es un sueño pues, de hecho, con la aparición y adopción mundial de la tecnología de blockchain, esta nueva era de internet ya está en ciernes. Por ejemplo, el videojuego en línea Axie Infinity maneja una economía con la criptomoneda Ethereum y recompensa a sus jugadores con NFT.

¿Pero, por qué hasta ahora ocurre este fenómeno y cuáles serán sus ventajas y retos?

¿Me perdí las dos primeras partes?

Como es evidente, la web3 es la tercera parte en la historia de internet. Sin embargo, pocas veces entendemos cuáles fueron las dos primeras partes.

Aunque no son términos unívocos, se estima que la primera web ocurrió  alrededor de 1990 y 2005. Esta versión de internet se caracterizó por que su contenido era principalmente escrito, sus protocolos eran abiertos, descentralizados y era la comunidad de internautas la que tenía control de internet; sin embargo, el rol de los usuarios era principalmente como consumidores.

En cambio, su siguiente versión, la web2, destacó casi que por las razones opuestas. Esta fue la internet que se popularizó en todo el mundo y la que vio nacer a las redes sociales, las compras en línea y, en últimas, la interacción de los usuarios con los sitios web. Inversionistas de internet como Packy McCormick estiman que la web2 abarca el periodo del 2005 al 2020, tiempo que coincide con el ascenso de empresas como Google, Meta, Amazon o Apple.

Sin embargo, como hemos visto, este modelo que centraliza la información en pocos actores, ha demostrado problemas para gestionar la privacidad de la información de los usuarios e, incluso, ha exacerbado la politización política.

De acuerdo con McCormick, desde hace un par de años, este modelo de internet, saturado y acaparado por un puñado de empresas privadas, ha comenzado a cambiar. “Ahora estamos al inicio de la era de la web3, que combina la ética descentralizada y dirigida por la comunidad de la web1, con la funcionalidad moderna y avanzada de la web2. Web3 es la internet siendo dominada por los desarrolladores y por los usuarios, organizado con tokens”.

Are you token to me?

Si has estado atento al mundo digital de los últimos años, habrás leído conceptos como token, cripto monedas o NFT. Aunque no son lo mismo, estos avances tienen como eje la tecnología de cadena de bloques descentralizadas o blockchain.

Precisamente, lo que haría distinto a esta nueva manera versión de Internet, a diferencia de la red que usamos ahora mismo, es que la web 3.0 estaría hecha sobre blockchain. Para algunos, como el director de investigación digital de Forbes, Steven Ehrlich, este cambio tendrá el potencial de inclinar la balanza de internet, nuevamente, en favor de sus usuarios. Pero, ¿cómo?

Si la web1 era para leer y la web2 se pensó para leer y escribir, la web3 serviría para leer, escribir y poseer. “A través de tecnologías como blockchain, la Web3 introduce nuevos modelos de propiedad, incentivos y comunidad. El tipo de distribución [la blockchain] establece un modo verificable y rastreable de garantizar que los activos digitales son auténticos y también propone una forma de compensar a los consumidores por su tiempo, datos y aportes”, se explica en un artículo de PwC.

Para la inversora de criptomonedas Li Jin y la escritora Katie Parrott, habrá cuatro maneras por las que esto ocurrirá:

  1. Al introducir escasez digital y restaurar el poder del precio a los creadores.
  2. Al volver el apoyo a creadores un acto de inversión, no solo de altruismo.
  3. Al introducir nuevos modelos programables de economía que distribuyan la riqueza entre todo el paisaje de creadores.
  4. Pero más importante: al crear rutas para que los creadores sean dueños no solo del contenido que producen, sino de las plataformas mismas.

No todo lo que brilla…

Sin embargo, todo esto suena demasiado bueno para ser verdad y algunos, como el periodista del New York Times Kevin Roose es menos optimista y advierte que, detrás de la supuesta libertad y cambio de modelo de negocios que ofrecería la web3, podría estar la fiebre por las criptomonedas. De hecho, en 2021 las empresas de inversión de riesgo invirtieron más de 27 mil millones de dólares en NFT y criptomonedas. Esto es más de lo que se invirtió en los 10 años anteriores combinados.

Por otro lado, la web3 también podría devenir en una mayor pérdida de la libertad. Así como la propiedad de internet será descentralizada, los más entusiastas con la web3 sugieren que incluso las interacciones podrían “tokenizarse” con esta nueva versión. Es decir, también tendríamos una identidad descentralizada e imborrable, que llevará el registro de nuestros empleos, nuestros gustos, los eventos a los que vamos.

“Estos registros se convertirían, en esencia, en registros permanentes de nuestras vidas en línea, y otras personas podrían consultarlos para decidir contratarnos, confiarnos alguna tarea o incluso salir con nosotros en una cita”, explica Roose. Y no es coincidencia que esto suene similar al episodio ‘Nosedive’ de Black Mirror, en la que la sociedad “puntuaba” la vida de otros, según sus acciones.

Además, Steven Ehrlich, de Forbes, sugiere que actualmente los protocolos de las blockchains públicas más grandes (SolanaSol o AvalancheAVAX, por ejemplo) tienen inversores con más del 40% de la propiedad, por lo que la web3 mantendría el problema de la centralización de la información.

Aún así, la interacción del público en la web3 será mucho más alta que en las compañías privadas, como Meta o Google.

Por todo esto, el propio Gavin Wood, fundador de Ethereum y quien acuñó el término ‘web3’ en 2014, ha dicho que se necesita más verdad y menos confianza sobre esta posibilidad. “Para mí, la web3 se trata mucho más de un gran movimiento sociopolítico que se aparta de autoridades arbitrarias, hacia un modelo liberal basado más en la racionalidad. (...) Y en este momento, creo que estamos coqueteando en una dirección bastante opuesta”.