Observa esta foto:

No sólo estás viendo la icónica celebración de Usain Bolt en su victoria en los juegos olímpicos de Río. Estás viendo el talento.

¿Y dónde está?

Bueno, en una carrera de 10 segundos, es la brecha que separa a Bolt de los otros corredores. La brecha es un par de décimas de segundo, que a fin de cuentas, es la que hace la diferencia entre un corredor SUPREMO y un gran, gran corredor.

Los otros 9 segundos y 8 décimas son trabajo. Podemos decir entonces, que el talento es la diferencia en performance entre dos personas que trabajaron el mismo tiempo en sus habilidades.

Es simple, pero al parecer, juzgar esto para muchos resulta extremadamente difícil.

Muchas frases se han dicho sobre el talento, y una de ellas es que “no existe”. Si no existiera el talento, sería muy difícil explicar cómo Mozart componía sinfonías en escuela primaria o cómo Magnus Carlsen, con 13 años, casi derrota a Kasparov en ajedrez, un campeón de todos los tiempos.

El mantra contra el talento proviene de una generación que tiene dificultad en aceptar que los seres humanos nacen con diferencias en todo sentido: económicas, culturales y también de habilidades. Nadie quiere que se lo desmerezca por “haber nacido talentoso” y que no haya mérito en sus progresos.

También es común el contrario: que al talento se lo sobredimensione. En presencia de alguien muy realizado, se suelen escuchar comentarios del orden “cuánto talento tiene”, “yo no tengo ese talento”. Muchas veces termina siendo una persona que se autoexcluye de desarrollarse en una disciplina sin siquiera haber comprobado si podía ser buena o no.

Volvemos a Usain Bolt: ¿es acaso el que sale 3ro en la carrera alguien no digno de mencionar? No. Sólo quizás sea *apenas* menos talentoso, pero eso no lo distrajo nunca de su entrenamiento y mejora diaria.

Nos guste o no, no todos tenemos el mismo potencial en todas las disciplinas: no todos jugaríamos al básquetbol como Lebron James, por mucho que practicáramos. No medimos 2,08 mts, ni tenemos fuerza sobrehumana, ni capacidad de saltar un cerco olímpico.

La verdadera pregunta es:

🤔
¿probarías, aún con tus atributos, qué tan lejos podrías llegar si entrenaras 8 horas diarias sin faltar como hizo él, todos los días?
🤔
¿Programarías 10 horas todos los días a ver si eres el o la próxima Linus Torvalds?
🤔
¿Crearías sin miedo al fracaso decenas de horas de videos de Youtube a ver si eres el o la próxima Mr. Beast?


La realidad es que personas con talento nacen todos los días, pero las que verdaderamente los explotan hasta realizar su potencial y romper récords en cualquier ámbito, son muy muy pocas.

No todos recorremos la curva de aprendizaje con la misma velocidad en todo lo que hacemos - pero eso no es un problema. El problema es que las dejamos de recorrer.

Si no tienes necesariamente un talento para algo, no es bajo ninguna óptica un motivo para dejar de intentar. Usamos casos extremos como atletas y músicos, porque son los que mejor ilustran estas diferencias.

El punto es que…

No es necesario ser ÉLITE para lograr sacar frutos de una disciplina. Esto es un absoluto espejismo. Cualquier persona, con el entrenamiento y el aprendizaje diario requerido, puede ser muy buena en casi cualquier cosa, simplemente a base de INTENTARLO con dedicación y obtener de ello beneficios incalculables.

El talento sólo aparecerá para diferenciarte entre los mejores de los mejores.

Por eso, antes que te quejes de esas 2 décimas de talento que te faltan, te mostramos de nuevo esta foto y te preguntamos…

¿Estás dispuesto a correr los otros 9,80 segundos?