Sesgos cognitivos: conócelos o cae en ellos

No somos buenos analizándonos a nosotros mismos, justamente porque estamos sesgados. Los sesgos son una ocurrencia natural en nosotros y nadie está exento de ellos: influyen en prácticamente cada una de nuestras decisiones. Toda nuestra vida experimentamos el mundo desde dentro de nosotros mismos, y es imposible aislar esa perspectiva personal de nuestra razón. Sin embargo, es posible conocerla mejor y aumentar nuestra conciencia sobre ciertas tendencias irracionales para poder mantenerlas a raya en decisiones y juicios importantes.

Te presentamos una selección de los sesgos más comunes:

1. Sesgo de confirmación✔️ .

El sesgo más normal: creemos, recordamos y valoramos más la información que confirma nuestras nociones preconcebidas.

Como dijo Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía:
“La familiaridad es difícil de distinguir de la verdad”.

Si se nos repite algo las suficientes veces y es afín a nuestras creencias, vamos a terminar creyéndolo.

Hoy en día, por ejemplo, podemos afirmar que los algoritmos de redes sociales aprovechan este fenómeno todo lo que pueden: nos traen a nuestros feeds información cuidadosamente curada a nuestros intereses y opiniones, y por ende, terminamos metiéndonos cada vez más profundo en cuevas de sesgo de las que no es fácil salir, especialmente con temas sensibles como política e ideología.

Para mantener a raya el sesgo de confirmación, una mente abierta es esencial: estar dispuesto a escuchar la otra campana pese a odiar su sonido, desafiarnos a empatizar con otras perspectivas en vez de tildarlas automáticamente como falsas y evitar creer que el sesgado siempre es el otro. Para lo importante, busquemos información profundamente, y no de la primera fuente que nos aparece.
Una mentalidad de crecimiento es clave para evitar el pensamiento sesgado. Conoce las diferencias con una mentalidad fija en nuestro artículo al respecto.


2. Sesgo de retrospectiva 🔭.

Imagina que finalmente te decides a invertir en criptomonedas. Haces un análisis, algo básico, pero suficiente para entender ventajas y desventajas de ciertas monedas y finalmente te decides por una.



Si al cabo de un mes esta subió un 15%, hay una cierta probabilidad de que te digas a tí mismo: “sé lo que estoy haciendo” y salgas a invertir más, y busques más riesgos de los que realmente investigaste.

Si baja un 15%, es probable que pienses todo lo contrario. Es un fenómeno que en algunos países como Argentina llaman “el diario del lunes”, en referencia a como la mayoría de las personas critican el juego de su equipo de fútbol al otro día del partido.

Para mantener este sesgo controlado, puedes usar la técnica del “escenario opuesto”. Antes de emitir tu juicio sobre una situación, imagina que hubiese sucedido el resultado opuesto, y así podrías dar la misma explicación con los mismos datos para un resultado completamente diferente. Si no pasas esta prueba, puede que tengas un problema de retrospectiva. Cabe aclarar: la existencia de este sesgo no es mala per se. Ayuda a aprender de situaciones pasadas y evitarlas en el futuro, pero hay que saber distinguir cuándo nos está llevando a conclusiones apuradas o erróneas.


3. Sesgo del ancla ⚓.

🧠
Ejercicio:
Sin usar una calculadora, estima en 20 segundos el resultado de estas dos cuentas:
a) 8x7x6x5x4x3x2x1=
b) 1x2x3x4x5x6x7x8=


Un estudio del mismo Kahnemann dio como resultado que en el caso del primer ejercicio, las personas estimaban alrededor  de 2.500, y en el segundo, alrededor de 512.

En primer lugar, el resultado es el mismo de las dos operaciones, 40.230. Pero la presentación diferente nos sesga a creer que el resultado puede diferir.

Sucede porque en ambos casos, al hacer la multiplicación sin tiempo, empezamos por 8x7, que da 56, y partimos de un número “grande”, a lo cual anclamos el resto de la estimación. En el otro caso, es al revés: 1x2 tan sólo da 2 y en eso nos basamos para continuar la estimación.

(Y sí, ya sabemos que te sabes la regla de que el orden de los factores no altera el producto; si te la acordabas antes, esta estrella es para ti. Si lo pensaste después de fallar, ya estás sufriendo del sesgo de retrospectiva y debes volver a leerlo.)



Este sesgo es muy aprovechado por el marketing, con sus ofertas de “2x1”, o un “30% off del precio normal si te inscribes ahora”.

Anclan tu pensamiento en que si 2 cuestan X, y te estás llevando un 3ro gratis, entonces tiene que ser una buena oferta que no deberías dejar pasar. No se te ocurre de primeras pensar que están prorrateando el costo de las 3 ventas.

Si pones el precio de una negociación de un contrato en 1.000 USD, cuando estás dispuesto a aceptar 800, estás “levando el ancla”, generando un sesgo en tu contraparte en la que, si te propone 800 y lo aceptas, creerá que le has bajado el precio, pero tú ya lo habías subido de antemano.

Considera este sesgo siempre que observes que tienes muy pocos datos para basar una decisión, porque este solo dato puede estar anclándote y desviando tu lógica. Intenta obtener más información antes de decidir.


4. El efecto vagón 🚂.


"Si todos se suben, yo también."

Este sesgo consiste en atribuir demasiado mérito a la decisión de las masas: después de todo, si todo el mundo piensa así, deberían estar en lo correcto.

En la crisis hipotecaria de 2008, como nos ilustra la película The Big Short, todo un país estaba bajo la idea de que el mercado inmobiliario era a prueba de balas y que dar crédito a cualquier persona que lo requiriese no era un problema. Solo un puñado de audaces inversores fueron capaces de darse cuenta de la gigantesca burbuja que se estaba formando y las oportunidades que traía.



Grandes y pequeñas buenas ideas han salido de evitar la sabiduría de las masas. No quiere decir, de todos modos, que la decisiones multitudinarias sean siempre incorrectas. La clave es no seguir a la masa sin haber pensado por nuestra propia cuenta previamente. No comprar una acción porque todos lo hacen. O estar de acuerdo con alguien en una reunión porque todo el resto está de acuerdo.

Seguir nuestro camino de pensamiento crítico es clave para seguir aprendiendo a tomar las mejores decisiones con la información disponible. Si conoces tus sesgos, y además cuentas con las herramientas indicadas para apoyar tu pensamiento, inevitablemente mejorarás tu capacidad de análisis, por eso estos temas son esenciales en la currícula de nuestro Master in Business & Technology

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Nota aparte: existen muchos más sesgos cognitivos aún, que exploraremos en una parte 2. ¡Por lo tanto, no olvides suscribirte a nuestro newsletter!